El blog de Kalila

Un blog de escritura y bienestar


¡BIENVENIDOS! 

Sobre mí y algo de lo que hago

Mi nombre es Carolina, pero siempre me han llamado Kalila. 


Soy docente y escritora. He trabajado en diferentes colegios, la mayor parte del tiempo enseñando español y literatura a los niños. He realizado estudios en Escritura terapéutica, Psicoterapia, PNL (Programación neurolingüística), Mindfulness y Coaching para el liderazgo, lo que me ha permitido adquirir herramientas para acompañar procesos de crecimiento personal.

Me encanta escribir, siempre lo he hecho. Desde mi adolescencia me acostumbré a llevar un diario donde registraba cómo me había sentido a lo largo del día, las cosas que me llamaban la atención o los eventos que me impactaban.

A raíz de algunas experiencias difíciles, empecé a escribir de manera más profunda y comencé a descubrir el poder sanador que tiene la palabra escrita. 

Desde entonces, me ha gustado usar la escritura con fines terapéuticos y esto me ha ayudado en mi crecimiento personal, comunicando mejor mis emociones y fomentando la sensación de tener mis pensamientos bajo control. ¡Ha sido toda una experiencia catártica!

Desde mi práctica docente, he tenido la oportunidad de integrar la escritura terapéutica en el aula y esto ha contribuido, no solo a potenciar las habilidades de escritura y expresión de mis estudiantes, sino también a ofrecerles una valiosa estrategia para navegar sus experiencias, mejorando así su bienestar emocional y rendimiento académico. 

Un breve recuento del origen de la escritura terapéutica

El concepto de escritura terapéutica fue introducido por primera vez por el psicólogo Ira Progoff, quien en 1960 creó el «Método Intensivo Diario», un sistema de auto-exploración y expresión mediante la escritura continuada y regular en un diario. 

Fue más tarde, cuando se intentó constatar científicamente los beneficios directos que la escritura reflexiva genera en la salud: James W. Pennebaker, profesor y jefe del Departamento de Psicología de la Universidad de Texas, fue uno de los pioneros en estas investigaciones. En 1983 junto a su asociada Sandra Beall desarrollaron un estudio sin precedentes donde analizaron la relación entre escritura y salud psíquica y física. Entre sus alumnos tomaron voluntarios y los separaron en dos grupos. El primer grupo recibió la consigna de escribir sobre cualquier tema trivial que les apeteciera y el segundo que lo hiciera sobre experiencias traumáticas de su vida. 

Las indicaciones generales para los grupos eran las mismas: escribir durante quince minutos seguidos cada día, sin preocuparse por cuestiones de gramática y puntuación y que se centraran en dejarse llevar y conectar con las emociones y pensamientos a los que le llevara el recuerdo de ese hecho traumático. Antes de iniciar los cuatro días de escritura todos los participantes se hicieron un chequeo médico.

Penneabeker y Beall observaron que algunos de los voluntarios del segundo grupo lloraban mientras escribían. Otros revelaron sucesos trágicos que nunca antes habían contado a nadie: muertes de amigos o familiares, abusos sexuales sufridos, alcoholismo, intentos de suicidio, etc. Aquellos que escribieron sobre hechos triviales reflejaron sentimientos más positivos.

4 meses más tarde, los estudiantes dijeron sentirse mejor y aseguraron que escribir les había ayudado a resolver el dolor del trauma. Pasados seis meses se comprobó que la salud del grupo de estudiantes que había escrito relacionando hechos traumáticos con emociones se había mantenido en mejor estado que la del primer grupo.

En estudios posteriores, Penneabaker descubrió que aquellos que confrontaban sus traumas mientras escribían desarrollaban una congruencia entre las ondas de actividad de ambos hemisferios cerebrales (integración en el procesamiento de la información lingüística y emocional), lo que promovía que sus ritmos cardiacos fuesen más bajos y se encontrasen más relajados muscularmente. Los linfocitos T (glóbulos blancos que forman parte del sistema inmunitario) se mostraban más enérgicos, por lo que su sistema inmune se reforzaba y sus cuerpos eran más capaces de luchar contra las infecciones.

Aunque las investigaciones iniciales estuvieron basadas en la escritura sobre hechos traumáticos se encontraron resultados similares cuando las personas escribían sobre otros temas (relaciones de pareja, adaptación a la universidad, búsqueda de trabajo, etc.). Lo relevante en todos estos estudios es que la escritura es beneficiosa porque la persona explora sus emociones y pensamientos, sin importar exactamente cuál es su contenido.

El porqué de la escritura terapéutica

"Escribir nos ayuda a distanciarnos de lo que vivimos y a otorgarle un sentido."


La escritura es una de las herramientas más poderosas con la que contamos a la hora de conocer, expresar, transitar y afrontar nuestro mundo emocional. Nos permite conocernos de un modo más profundo y contribuye a una gestión saludable de nuestras experiencias de vida.

El poder de la palabra escrita es completamente transformador, escribir es una forma de tomar distancia de nuestras experiencias, observarlas desde otra perspectiva y darles un significado. Al poner en palabras lo que sentimos o vivimos, organizamos nuestras ideas, encontramos patrones y, muchas veces, logramos comprendernos mejor. 

Otros de sus beneficios:

Influye positivamente en nuestro estado de ánimo, reduce la ansiedad y acelera la recuperación de malestar. 

Nos da la oportunidad de expresar conflictos no resueltos con otras personas.

Nos permite expresar y canalizar emociones, sensaciones y pensamientos que no se pueden verbalizar. 

Ayuda a organizar los pensamientos, sentimientos, experiencias y problemas.

Contribuye a relativizar los pensamientos negativos y a verlos desde fuera. 

La escritura terapéutica implica la activación simultánea de los dos hemisferios cerebrales, lo que puede facilitar la regulación del sistema límbico y el equilibrio emocional.

Este tipo de escritura puede incluso mejorar el sistema inmunitario.  

Ahora, te invito a que entres a la sección Escritura terapéutica y te sumerjas en el mundo de la escritura como una herramienta para conectar contigo mismo, explorar tus emociones y dar sentido a tus experiencias. A través de sencillos ejercicios, podrás liberar pensamientos, encontrar claridad y transformar tu historia desde una nueva perspectiva.

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