¿Feliz o triste navidad?

Las fiestas navideñas siempre tienen su cara bonita, pero también su lado amargo.

En el año 2010 mi mamá se enfermó. Le diagnosticaron un cáncer que ya había invadido más del 50% de su cuerpo. Fue devastador y de un gran impacto emocional que desencadenó una gran variedad de sentimientos, De todo lo que vivimos durante su enfermedad, algo marcó mi vida para siempre: verla en la cama de un hospital el 24 de diciembre. Esa tarde la visitamos con mis hijos y resultó muy duro y triste saber que teníamos que dejarla y que estaría sola en la noche.
Fue una navidad penosa, no solo por no poder disfrutar de su presencia, sino también por pensar que podría ser su última navidad.

Desde entonces, cada diciembre se ha convertido en una fecha agridulce; el regocijo de la navidad se mezcla con la nostalgia de los recuerdos, de la ausencia.

De acuerdo con el imaginario colectivo, la época decembrina es sinónimo de abundancia, felicidad y buenos recuerdos. Existe la idea de que la navidad es un momento de celebración que viene con la expectativa implícita de ser felices. Al parecer, el mensaje es que estar alegres es obligatorio. Pero para un gran porcentaje de personas, la temporada navideña no es fácil. Las emociones negativas –depresión, estrés, soledad, tristeza, ansiedad, dolor- se intensifican y las ausencias se recalcan.

¿Cómo he podido mitigar el sabor agridulce de la navidad? Ha sido un proceso lento; todo ha valido, menos hacer como que no ha pasado nada. He tenido que hablarlo con alguien, pues el solo hecho de mencionar el dolor de su ausencia me tranquiliza. Cada navidad trato de hacer el recuento de lo que tengo, a quienes tengo y honrar la ausencia de mi mamá. Procuro conectar con la nostalgia, aceptarla, abrazarla, escuchar su mensaje, agradecer los recuerdos y regresar al presente.

Y tú, ¿cómo vives la navidad?

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