El diálogo interior

El diálogo interior es un poderoso ejercicio que tiene como objetivo principal transformar la manera en que te hablas a ti mismo, promoviendo un diálogo interno más positivo, constructivo y realista, y fortaleciendo tu autoestima y seguridad.
Nuestro diálogo interior influye significativamente en nuestra forma de actuar. Si es positivo, puede animarnos a llevar a cabo las exigencias que nos plantea el ambiente. De lo contrario, ese diálogo interno nos puede estar generando miedos, ansiedad, inseguridades. Si lo hacemos con desprecio, cuestionando nuestro potencial y creyéndonos menos que los demás, nos estaremos convirtiendo en nuestro peor enemigo.
El dialogo interno cambia nuestro cerebro; esa charla cotidiana positiva que tenemos con nosotros mismos puede fortalecer un gran número de áreas cerebrales para ayudarnos a manejar mejor el estrés, regular nuestro estado del ánimo o ayudarnos a ser más resolutivos. Por el contrario, el habla negativa puede llevarnos a estados muy debilitantes y perjudiciales.
El ejercicio que te propongo aquí consiste en escribir un diálogo entre dos partes opuestas de ti mismo (por ejemplo, tu lado crítico y tu parte más compasiva).
No importa cómo lo escribas, lo que interesa con este ejercicio es que dialogues sin pensar y vayas, línea a línea, escribiendo lo que surja. Fíjate si te genera conflicto escribir algo concreto o si de repente te descubres sonriendo porque te divierte. Escribe todo lo que se te ocurra. No necesitas poner límites. Solo dialogar.
Aquí un ejemplo:
- Mi lado crítico: ―soy como un juez severo que nunca está satisfecho. ¿Por qué me sentiré así? ―.
- Mi lado compasivo: ―Eres muy perfeccionista y te frustras por ponerte exigencias inalcanzables.
Puedes realizar el mismo ejercicio con tu parte fuerte y tu lado débil, tu parte extrovertida y tu lado introvertido, tu lado rígido y tu lado flexible...
Durante el diálogo, puedes incluir preguntas que guíen la conversación y profundicen en tus emociones. Por ejemplo:
- "¿Por qué crees que me siento así?"
- "¿Qué puedo hacer para sentirme mejor?"
- "¿Qué evidencia tengo de que este pensamiento es cierto o falso?"
Cierra con un mensaje positivo: Al final del diálogo, escribe una conclusión o afirmación positiva que resuma lo que aprendiste o cómo te sientes. Por ejemplo:
- "Aunque a veces soy muy dura conmigo misma, reconozco que también tengo la capacidad de ser amable y comprensiva."
- "Hoy decido hablarme con más amor y respeto."
Una vez acabado el diálogo, léelo y analízalo: identifica tus pensamientos negativos y los positivos, busca evidencia que apoye o contradiga esos pensamientos, transforma las críticas en mensajes más constructivos, practica las afirmaciones positivas, cambia lo negativo por algo realista o positivo.
Por último, escribe un párrafo sobre cómo te sentiste durante el ejercicio. ¿Qué descubriste sobre ti misma? ¿Qué emociones surgieron? ¿Qué cambios podrías hacer en tu diálogo interno a partir de ahora?