Explorando las sombras que también soy

Reconocer mi lado oscuro no es fácil, pero ha sido una de las partes más importantes de mi camino hacia el autoconocimiento. Por mucho tiempo intenté ignorar esos aspectos de mí misma que no encajan en la imagen que quiero proyectar: la impaciencia, el miedo, la inseguridad o incluso la autocrítica excesiva. Sin embargo, con el tiempo aprendí que esas sombras no son mi enemigo, sino una parte esencial de mi ser.
Mi lado oscuro aparece cuando menos lo espero, a menudo en momentos de presión o vulnerabilidad. Por ejemplo, hay veces en las que me sorprendo siendo demasiado dura conmigo misma, juzgándome por no cumplir con los estándares que yo misma me impongo. Otras veces, es la inseguridad la que toma protagonismo, esa voz interna que cuestiona si estoy haciendo lo suficiente o si soy suficiente. En el pasado, solía pelear contra estas emociones, creyendo que debía reprimirlas para "ser mejor". Pero ahora entiendo que cada una de ellas tiene algo que enseñarme.
Lo que más me ha ayudado es aprender a observar mi lado oscuro con compasión. En lugar de rechazarlo, trato de escucharlo. Cuando siento esa voz crítica, en lugar de evitarla, le pregunto: ¿qué necesitas? Muchas veces, mi lado oscuro no busca lastimarme, sino protegerme de algo que teme. Es como un niño que actúa impulsivamente porque necesita atención, y al reconocerlo, puedo responder desde un lugar más consciente.
Explorar mis sombras me ha permitido crecer. He aprendido que aceptar mi lado oscuro no significa justificar mis errores o conformarme con ellos, sino entender de dónde vienen y qué puedo hacer para integrarlos de manera más saludable. En lugar de dividirme en "luz" y "oscuridad", ahora trato de verme como un todo, completo y en constante evolución.
Mi lado oscuro no define quién soy, pero forma parte de mi historia. Y al abrazarlo, encuentro una fuerza inesperada: la de ser honesta conmigo misma y seguir aprendiendo, incluso en los rincones más difíciles de mi interior. Es un viaje continuo, pero también uno que me ha traído paz.